Pintura en el Centro Siloé, Costa Rica Detalle |
Es un caso típico de que no se entiende la Palabra de Dios si la leemos fuera de contexto.
Decimos, correctamente, que Dios está en todas partes; por lo tanto: Cristo también. ¿Por qué, entonces, no está aquí, en este sitio, en esta tumba? El contexto nos da la respuesta; el mensaje completo es éste: “¿Por qué buscan entre los muertos al que VIVE? No está aquí, ha resucitado” (Lucas 24,5-6). Jesús no puede estar entre los muertos, ha superado la muerte, la ha vencido. Dios es un Dios de la VIDA.
Pero hay otro detalle más: Las mujeres van a la tumba para ver a Jesús. Si ya se lo han quitado, al menos se quedan con su cuerpo, y la tumba se convierte en monumento. Es nuestra tendencia de centrar nuestro amor en un lugar determinado, de fijarnos en algo externo, de quedarnos en el pasado – que está muerto. Jesús es VIDA, está EN nosotros, quiere llegar, a través de nosotros, a los demás. Por eso se les manda a las mujeres que den un mensaje a sus discípulos, que vayan a Galilea. Jesús está siempre presente, allí donde está la vida. Se deja ver, en el momento menos pensado, en las circunstancias más inverosímiles.
A partir de la resurrección, nuestra relación con Dios es radicalmente distinta, es viva, es a tiempo completo, en todas partes. Es servicio, el servicio del anuncio de su resurrección.
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