De la Revista ReL |
El crecimiento impresionante de la
Iglesia en Corea puede ser un estímulo para nosotros en la Misión Continental.
Leamos lo que nos dice Pablo J.
Ginés en la revista Religión en Libertad:
En 1960 sólo había 250 curas en el país;
hoy son 5.000
"El que se convierte sabe que debe
comprometerse en uno de los grupos o movimientos, no se admiten católicos
pasivos". Los matrimonios mixtos, el prestigio del catolicismo y el
compromiso de los laicos perfilan la Iglesia más evangelizadora del mundo.
En 1960, siete años después de la Guerra
de Corea, sólo un 2% de los coreanos eran cristianos. Hoy lo son casi uno de
cada tres. En una población de 48 millones de habitantes, 5,3 millones son católicos (un 10% de
los coreanos). Al empezar los años 60, sólo había 250
sacerdotes católicos coreanos, pero dieron fruto: hoy son 5.000 y exportan
misioneros a todo el mundo. En los seminarios estudian 1.587 aspirantes.
El mejor misionero, el católico de a pie
Pero los mejores "misioneros" coreanos
son los católicos de a pie, laicos que evangelizan a sus familias y amigos.
Cada año se bautizan más de 100.000 adultos en este país. En 2011, por ejemplo,
fueron unos 109.000 los adultos y casi 26.000 los niños que entraron en la
Iglesia católica. Para entender estas cifras recordemos que este año se bautizaron 3.000 adultos franceses y en
2011, 43.000 adultos en Estados Unidos. Corea gana, "de goleada", en
la liga de las conversiones.
Hay un desequilibrio entre hombres y
mujeres católicos: ellos son el 41,5% de la Iglesia; ellas son un 58,5%.
Demográficamente puede favorecer a la expansión de la fe: ellas son las que
transmiten la fe a los hijos, las que se animan a tener más hijos... y las que convierten a sus novios. Porque,
como en el resto del mundo, casarse con un católico es un "empujón
final" (a veces inicial) para adoptar la fe. De 20.000 matrimonios en la Iglesia en
Corea, 12.000 incluían un cónyuge no cristiano.
El obispo de Daejeon, Lázaro You
Heung-sik, explica a la agencia misionera AsiaNews que "el sacramento
nupcial se convierte en un camino hacia la conversión; puedo decir con gozo que
después de un año de
vida casada casi siempre llega un nuevo bautizo de adultos a esas familias".
En 2011, sólo en Daejeon, se bautizaron 7.000 adultos (el doble que en toda
Francia) y se celebraron 100 matrimonios mixtos. Y después de la conversión,
llegan los hijos.
Cada católico en un movimiento
Pero es que, además, los conversos no
son tibios: la Iglesia es muy exigente en Corea, y la gente responde con
compromisos fuertes.
"Hoy en Corea el que se convierte sabe que debe
comprometerse en uno de los grupos, asociaciones o movimientos
parroquiales. No es admitido el católico pasivo", escribe el misionero
Piero Gheddo en Avvenire.
En su visita a Seúl hace unos años, este misionero descubrió la forma de
trabajo: parroquias con 8 cursos de catequesis, catecumenados de 1 año que tras
el bautismo ingresaban al neófito en algún movimiento inemdiatamente, siendo la
Legión de María uno de los más activos.
"Abrazar el cristianismo en Corea
significa entrar en un grupo que te compromete a fondo, te da normas de comportamiento y de
compromiso, te hace pagar
las cuotas de participación y te da las oraciones para rezar todos los días.
Cuando se entra en la Iglesia se acepta todo esto. Éste es el espíritu coreano:
o aceptas y te
comprometes o no aceptas y te vas", explicó al padre
Gheddo el párroco Paul Kim Bo Rok.
Una religión para tiempos modernos
Los cristianos tienen buena fama en Corea. Católicos y protestantes se negaron a quemar incienso y adorar como Dios al emperador de Japón durante la ocupación nipona en la Segunda Guerra Mundial, y se ganaron la admiración de sus compatriotas. También se mostraron defensores de las libertades durante las dictaduras militares posteriores.
Los cristianos tienen buena fama en Corea. Católicos y protestantes se negaron a quemar incienso y adorar como Dios al emperador de Japón durante la ocupación nipona en la Segunda Guerra Mundial, y se ganaron la admiración de sus compatriotas. También se mostraron defensores de las libertades durante las dictaduras militares posteriores.
El cristianismo atrae, según el
secretario de la Conferencia Episcopal, Simon E. Chen, porque "introduce
la idea de igualdad de
todos los seres humanos, creados por un único Dios", que
además es "un Dios
hecho persona".
Además, en apenas 50 ó 60 años, el
país ha experimentado un cambio absoluto, pasando de una cultura rural
tradicional a una urbana y moderna, con mucha tecnología y un ritmo frenético. Muchos coreanos urbanos, cultos,
sienten que las viejas vías del budismo, el confucionismo y el chamanismo local
no encajan en su vida, mientras que el cristianismo ofrece
comunidad real, compromiso, participación y sentido.
Curso para evangelizadores en cada parroquia
Ambición evangelizadora no falta en Corea. En la capital, el 13,6% de la población ya es católica. La Iglesia ha decretado el "Plan 20-20", que consiste en intentar que en 2020 sean católicos el 20% de los coreanos. No parece factible, pero eso no les detiene. "En mi diócesis ofrecemos un curso en cada parroquia enseñando a los laicos a proclamar el Evangelio, y está dando frutos", explica el obispo de Daejeon.
Ambición evangelizadora no falta en Corea. En la capital, el 13,6% de la población ya es católica. La Iglesia ha decretado el "Plan 20-20", que consiste en intentar que en 2020 sean católicos el 20% de los coreanos. No parece factible, pero eso no les detiene. "En mi diócesis ofrecemos un curso en cada parroquia enseñando a los laicos a proclamar el Evangelio, y está dando frutos", explica el obispo de Daejeon.
¿Y qué pasará con Corea del Norte?
La Iglesia calcula que antes de la
Guerra de Corea (1950-1953), había unos 55.000 católicos en Corea del Norte. En
la diócesis norcoreana de Pyongyang había unos 20 sacerdotes. Quedan siete de
ellos activos, viviendo en el Sur.
Cuando caiga el telón de bambú
El anciano padre Mateo Hwang In-kuk,
nacido en 1936 y fugado del Pyongyang con 14 años, es -para la Iglesia- el
vicario episcopal de la capital del Norte. No puede pastorear a los católicos
de su diócesis pero desde 2009 entrena en el sur a la hornada de sacerdotes que quieren ser
misioneros voluntarios en el norte, en un programa de 10 años de entrenamiento sacerdotal
y misionero. ¿Se abrirá el norte en 2019? "Nosotros, los viejos sacerdotes
del norte, quizá estaremos muertos, pero nuestros estudiantes espero que no lo
estén", dice el padre Hwang.