Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

13.4.11

El Encuentro en Siloé


Parte de los que nos atendían
Del 7 al 10 de abril de este año, Extensión Contemplativa Internacional, la rama hispana de los que practicamos la oración centrante, celebró su Tercera Asamblea Internacional. Tuvo lugar en la Casa de Retiros Siloé, Heredia, Costa Rica, como a media hora del aeropuerto de San José. Aparte de la práctica de oración centrante en común y de los informes de los diferentes países, hubo algunos detalles que nos impresionaron.
En primer término, quedamos muy edificados por el espíritu de servicio del personal que nos recibió. El centro es de los neo-catecúmenos; y todos los que allí nos atendieron, son del “camino”. Según nos dijeron, no son pagados; trabajar en esta casa es su misión. Y lo hacían con mucho esmero, mucha amabilidad. Nosotros, que desde la práctica de la oración centrante sabemos que el servicio es uno de los valores contemplativos, hemos visto este valor en acción.
El auténtico servicio no es necesariamente un trabajo remunerado, sino la atención a las necesidades del otro; esa es la prioridad. Uno pone sus propios deseos, e incluso necesidades, al lado, para atender al huésped y satisfacer sus necesidades. Por supuesto, surge la pregunta: y ¿quién se preocupará por mí? El servicio auténtico es una experiencia de abandono de sí mismo, donde uno pone toda su confianza en Dios. Y Dios, que es siempre más generoso que nosotros, nos recompensa.
En este contexto hay que mencionar también al grupo de oración centrante de Costa Rica que planificó este evento con una gran dedicación. También esto es un servicio que no se ve directamente – ¡pero se nota cuando falta! También a ellos se debe nuestra gratitud.
Pero, según nos decían, también ellos quedaron edificados con nosotros. El sábado tuvimos nuestro retiro, como siempre, en silencio, otro de los valores contemplativos. Y este silencio les impresionó mucho. Pocos grupos que van de retiro, buscan el silencio.
El silencio es difícil e incómodo. Porque estamos acostumbrados al ruido exterior y, cuando falta, recurrimos al menos a nuestro ruido interior: los pensamientos, miedos, planes, recuerdos, emociones, etc. Queremos vivir en cualquier momento, menos en el momento presente. Y es precisamente en este momento presente donde está Dios, donde se nos permite tocar nuestra realidad auténtica. Donde Dios nos habla, porque “el lenguaje de Dios es el silencio”. Los antiguos monjes del desierto decían, “quédate en tu celda, y tu celda te enseñará todo”. Parafraseando este dicho, podríamos decir, “guarda silencio, y el silencio te enseñará todo”. El Papa san Gregorio Magno dice de San Benito que “vivía consigo mismo”. El silencio nos permite descubrir que no estamos solos, sino que estamos bien acompañados por un Dios que nos ama; lo que nos permite estar a gusto con nosotros mismos, porque podemos estar a gusto con Dios.

1 comentario:

  1. Me alegro Padre que ya estén de vuelta y todos con bien. Hermoso saber que en otras latitudes podemos contar con hermanos que están en nuestros mismos caminos. Ya nos contará a los que no fuimos sobre la experiencia en Siloé. Bienvenido Padre Beda.

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