Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

22.4.11

La Medalla-Cruz de San Benito

Cruz de San Benito

En nuestro monasterio, mucha gente compra la Medalla de San Benito, también llamada “Cruz de San Benito”. La usan para protección, para exorcismos, o simplemente como adorno o identificación con la espiritualidad benedictina. Hoy, Viernes Santo, quisiera indagar un poco en el significado de esta medalla. Para saber más sobre la historia de ella, pueden dirigirse a la página San Benito: La Medalla, entre los vínculos que aparecen al lado derecho de este blog.
La medalla parece un mandala. Llama la atención la cruz que la divide en cuatro sectores, y las letras en cada uno de éstos: CSPB, lo que dice en latín “Crux Sancti Patris Bendicti”, es decir: la Cruz del Santo Padre Benito. En la misma cruz hay unas letras que parecen algo misteriosas: en el tramo vertical: CSSML, y en el horizontal: NDSMD, en latín: Crux Sancta Sit Mihi Lux; Non Draco Sit Mihi Dux. Quiere decir: la santa cruz sea luz para mí; el dragón no sea mi guía. Es un acróstico. Incluso la disposición de las letras nos invita a hacer con la cabeza un movimiento de consentimiento cuando decimos que la cruz sea mi luz, y de negación cuando decimos que el dragón no nos guíe. Hasta aquí, todo está claro.
Pero, preguntémonos: ¿cómo es posible que la cruz sea mi luz? Un acontecimiento tan horrible ¿puede iluminar nuestra vida? Quizá nos ayuda ver todo esto a la luz de la segunda línea: “que el dragón no me guíe”. ¿Qué representa el “Dragón”? En la biblia, y también en la sicología, representa estas fuerzas inconscientes que se asoman en nosotros, fuerzas que parecen someternos porque las experimentamos como si nos dominaran. Vienen de lo más profundo de nuestro inconsciente; no respetan nada, se imponen. Es la visceralidad de nosotros. Es cuando hacemos una cosa y, después, nos preguntamos, cómo era posible que hiciéramos tal cosa. Es la autoafirmación por encima y a expensas de los demás, fuerza brutal. Es nuestra tendencia animal que viene de lo profundo del abismo que somos nosotros.
¿Qué pasó en la cruz? Jesús, al ser vencido por el “dragón”, ¡lo venció! Jesús renunció a esta auto-conservación a toda costa, no se aferró a su reputación, ni mucho menos a su poder. Se puso en las manos del Padre. Eso le costó la vida. Pero, precisamente por eso pudo recuperarla de las manos del Padre que es, en último término, quien da la vida.
Mientras nos dejamos guiar por nuestra naturaleza no redimida, egoísta, prevalecerá la ley del más fuerte. Y no nos cuesta nada observar a dónde nos lleva esto. La salida de este círculo vicioso es que nos dejemos alumbrar por la luz de la cruz, porque, para nosotros, la cruz no es el final; es este paso angosto, difícil, oscuro hacia lo que nos parece la destrucción, aniquilación, la nada, pero donde nos acoge la mano del Padre. El aparente fracaso vale la pena. Porque nuestra fuerza, nuestro nombre, nuestra vida vienen de Dios.
Desde que apareció en los cines la película “Parque Jurásico”, los dinosaurios, o “dinos”, se venden en variadísimas formas al público, como si fueran mascotas. Por supuesto, la película es americana, y por eso hay un final feliz. Pero en realidad, estos dinosaurios son lo que en mitología son los dragones. Y a éstos, el hombre no los puede dominar por su propia fuerza. Son el símbolo de lo que está dentro de nosotros y nos domina inconscientemente. ¿Serán los dinos de hoy una manera de calmarnos, de decirnos que su peligrosidad no es para tanto? ¡Pobres de nosotros! Si no tomamos en serio un peligro, tarde o temprano seremos víctimas de él.
No se trata de minimizar un peligro, sino de seguir la luz que realmente nos conduce fuera del peligro. Y esta luz es la dura realidad de la cruz de Cristo que nos lleva hacia la resurrección.

1 comentario:

  1. Anónimo03:53

    Me confunde Ud. padre con su explicación...

    el dragón que nos presenta la medalla como un posible guía, (cito) - "representa" según la biblia y la psicología fuerzas que provienen de lo mas oscuro de nuestro inconsciente - (fin de cita).

    En otro lugar del acróstico y que no tocó en su explicación dice: VADE RETRO SATANA. Ya tenemos un nombre propio que es satanás y en la biblia este nombre se le vincula a dragón, beelzebú, serpiente antigua y otros.

    En Mc 1, 23-26, por poner un caso, se relata un encuentro de Jesús con "alguien" que no parece provenir del inconsciente del personaje a quien, en apariencia, se dirige Jesús; mas bien parece otro ser, ajeno a la persona a quien el Señor parece dirigirse.

    San Juan Damasceno nos dice que es un "espiritu" al cual su pecado (rebelarse contra Dios) no se puede perdonar, ya que al ser un ser espiritual, sus decisiones son irrevocables. "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte" dice el santo

    El Catecismo de la Iglesia nos dice:

    II La caída de los ángeles

    391 Tras la elección desobediente de nuestros primeros padr es se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24). La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios. “Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali” (“El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos”) (Cc. de Letrán IV, año 1215: DS 800).

    392 La Escritura habla de un pecado de estos ángeles (2 P 2,4). Esta “caída” consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: “Seréis como dioses” (Gn 3,5). El diablo es “pecador desde el principio” (1 Jn 3,8), “padre de la mentira” (Jn 8,44).

    Por lo tanto decir que el dragón "son fuerzas que provienen de nuestro inconsciente", así a secas, suena como a desestimar lo que la Iglesia en su magisterio claramente enseña.

    Es un ser, espiritual, un angel caído, que puede influenciarnos (CIC 394)

    El Papa Pablo VI nos deja una definición:

    "Una potencia hostil ha intervenido (en la iglesia después del Vaticano II). Su nombre es el diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta. ¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de este enemigo de los hombres?". Y el Papa precisa: "Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de ella misma".

    En otra oportunidad precisó: "...un ser viviente, espiritual, pervertido y pervertidor, realidad terrible, misteriosa y temible".

    Entonces cabe aclarar el asunto un poco mas... el dragón: ¿son fuerzas de nuestro subconciente?

    Parece que no es así.

    ¿Podría Ud. decirnos algo sobre este punto?

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