Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

11.4.20

Sábado Santo – Un Sábado muy largo


Tratemos de tener en cuenta la situación: el jueves por la noche los discípulos celebraron la cena de Pascua con Jesús. Luego estuvieron en el jardín Getsemani. Mientras Jesús oraba, se durmieron. No es de extrañar después de tal comida, y ¡ya esta hora!
Después, las cosas se precipitaron: una delegación de los sumos sacerdotes vino, bajo el liderazgo de Judas, y arrestó a Jesús. Pedro todavía quería atacar, pero Jesús no se lo permitió (Juan 18: 10-11). Judas, uno de los más cercanos, del grupo de los doce, había traicionado a Jesús. Los otros ahora huyeron, uno incluso desnudo (Marcos 14: 50-52), también los dos hijos de Zebedeo, quienes una vez dijeron que estarían listos para beber el cáliz de Jesús con tal de que pudieran sentarse en su reino a su derecha e izquierda (Marcos 10,35-40). Pedro, en sus propias palabras listo para dar su vida por Jesús (Juan 13:37), lo había negado. Jesús había muerto. Estaban cansados, pero quién sabe si pudieron dormir esa noche. Y luego este sábado largo e interminable. No se les permitió ir lejos ese día, por lo que estaban mayormente en casa y no podían evitarse.
No sabemos casi nada sobre cómo pasaron el día. ¿Culpándose mutuamente? ¿Acusaciones? ¿Pelea? ¿Viejas facturas que ahora se pasaban? Pero es que todos habían fallado. Probablemente había mucho silencio en esa casa ese sábado. Preguntas, melancolía, vergüenza, culpa, desesperanza, desesperación ... ¡Quizás recordaron que Jesús una vez había dicho algo acerca de "resucitar" (Marcos 9: 30-32), lo cual no entendieron en ese momento, y tal vez menos ahora! Todo lo que sabemos es que estaban tristes y lloraban cuando María Magdalena les dijo la mañana del día siguiente que Jesús había resucitado, y que no le creyeron (Marcos 16: 10-11). ¿En qué nos quedamos ahora? ¿Es que el mal termina ganando en el mundo? Al final ¿Dios se rinde? ¿Quién es ese dios? ¿O es acaso un Dios que está del lado de los más fuertes?
Pero justo cuando el hombre ya no sabe cómo seguir, y solo puede llorar impotente, llega el momento en que está listo para experimentar la grandeza y el poder de Dios.
Muchas personas hoy tienen una experiencia similar. Debido a la pandemia, su libertad de movimientos está restringida. No pueden evitarse, están demasiado juntos, como en hacinamiento, se molestan unos a otros o, si viven solos, tienen la impresión de que están aprisionados. Muchas cosas que se suprimen fácilmente en el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana están surgiendo y requieren una solución. A la gente “le sale la clase”.
No será fácil, pero podría hacernos bien a nosotros, y a los demás, reconocer nuestra debilidad e impotencia. Éste es el tiempo de gracia para reflexionar nuevamente sobre Dios y su amor, es el momento de extender nuestras manos vacías y nuestro corazón vacío para que Él pueda llenarlo con su amor misericordioso. Para que podamos escuchar las buenas noticias que Dios nos tiene reservadas hoy. ¿Tenemos también el coraje de llorar cuando desfallecemos? Será como una ducha agradable y refrescante para nuestra alma.
"El silencio no está vacío, está lleno de respuestas", reza un dicho. No es fácil descender a tu propio silencio interior. Allá hay muchos demonios esperando a aparecer. Pero no tenemos que ir solos. Jesús también "descendió al reino de la muerte". Si caminamos con él de la mano, podemos estar seguros de que más allá de las tormentas en nuestro interior, descubriremos la llama tranquila y brillante del amor de Dios.

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