Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

9.1.11

El Bautismo de Jesús

No sé Uds., pero a mí no me gusta sumergirme en el agua. Prefiero pisar tierra firme. Eso refleja nuestra tendencia de buscar seguridad. En la antigüedad, el bautismo era por inmersión en el agua; la persona se sumergía por completo. También Jesús recibió el bautismo de esta manera. Y, cuando salió del agua, se le abrió el cielo, bajó sobre Él el Espíritu de Dios, y oyó la voz que dijo "tú eres mi hijo amado".
Cuando dejamos atrás nuestras seguridades, nuestro control, y nos sumergimos en lo incontrolable, como gesto de entregarnos en las manos de Dios, es entonces cuando se nos abre el acceso a Dios, cuando baja sobre nosotros su Espíritu, y sabemos que somos hijos amados de El. Esto constituye nuestra verdadera esencia, y nos da nuestra verdadera identidad, más allá de una natural autoestima o autoafirmación. "Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá estar contra nosotros?" dice San Pablo. Esta presencia de Dios en nosotros es como una roca que no permite que nada nos confunda ni destruya.
¿Hemos pensado alguna vez en esto cuando recordamos nuestro bautismo? ¿O cuando llevamos a bautizar a un niño pequeño? Vale la pena recuperar todo el alcance de este sacramento. Es nuestra herencia. Nuestra vida se llenará de sentido, descubriremos nuestra misión en este mundo, y seremos felices, en medio de dificultades y pruebas.

1 comentario:

  1. Anónimo22:31

    Preciosa entrada... y esencial, querido Padre Beda.
    Abrirnos desde el corazón... y entregarle éste, nuestra mente.. todo nuestro ser en SUS MANOS... para poderle reconocer.

    Magnífico contenido... para ser realizado dia a dia.

    Gracias, y un sincero abrazo en ÉL.

    Carmen Piña.

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