Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

30.4.20

La Renovación de la Iglesia


Por las circunstancias especiales del momento, mucha gente comienza a reflexionar e, incluso, a cavilar. En este contexto cuestionamos también nuestra relación con Dios. Se preocupan por lo que pasa en la iglesia, desde los abusos sexuales y espirituales, pasando por escándalos financieros, hasta las rencillas a nivel diocesano y parroquial. Hay de todo en la iglesia. Algunos simplemente le dan la espalda, y buscan su felicidad en otra parte. Es verdad: a veces da ganas de tirar la toalla. Ahora, por las limitaciones que nos impone la pandemia, se agudizan los cuestionamientos acerca de la pastoral en general, y en concreto por la manera cómo se administran los sacramentos, especialmente la eucaristía. Con esto se toca un nervio de nuestra práctica cristiana.
Sin embargo, yo tengo muchas razones de peso para quedarme en la iglesia. Me siento como guiado interiormente, alguien me acompaña en un camino, que resulta a veces muy difícil. En mi memoria se destaca un sueño que tuve hace 32 años, uno de estos sueños que tenemos y que siguen resonando por muchos años más. Se lo voy a contar:
Estoy, con otro sacerdote, en el este de Caracas. A causa de un terremoto, salimos de un edificio bajo, y entramos en una iglesia, una construcción moderna, bella, amplia, de concreto armado, a prueba de terremotos. Allí esperamos, y vemos cómo las casas y edificios fuera se parten y caen. Pero, después de bastante tiempo, se ven fisuras en el piso y en el techo de la iglesia, y una parte se separa de la construcción principal. Fuera, caen los edificios más grandes de al lado. Empezamos a orar; pero tiene algo de triunfo. Yo digo en latín, ET JERUSALEM REEDIFICATUR” (y Jerusalén es reconstruida). Alguien a mi lado dice más o menos lo mismo en español. En esto veo que se agrieta el piso a mi lado. Busco refugio en una parte donde, según el diseño de la construcción, me creo más seguro. Pero no es así. Estoy en el piso, para no caerme. Voy a otra parte; alguien me empuja de allí porque es inseguro y, mientras tanto, toda la iglesia, poco a poco, se resquebraja, se rompe, y se cae. No me pasa nada. Estoy pensando cómo se ha caído esta construcción tan fuerte que se creía a prueba de terremotos.
Por supuesto, un sueño se dirige, en primer término, al que lo tiene. Así también este sueño tenía que ver con mi proceso de crecimiento interior en aquellos tiempos. Pero, a la postre, veo claramente que yo soy parte de un proceso más grande y amplio, el de la renovación de la iglesia. Por eso, el mensaje de este sueño me trae mucho consuelo: lo que nosotros conocimos como “iglesia”, esta estructura y organización rígida que ha resistido los cambios de los siglos, y que nadie podía sacudir, está cayéndose a pedazos. Lo que queda es una comunidad viva que ora y canta, cada uno en su propio idioma y, sin embargo, armoniosamente. Me recuerda que, en tiempos apostólicos, a la iglesia simplemente se la llamaba “el grupo de los creyentes”.
Tenemos la tendencia de organizar todo, también la iglesia. Pero cuando buscamos nuestra seguridad en la organización, la fe, la confianza en Dios, ya no encuentra con qué alimentarse. Y eso es lo que me parece decir el sueño: tenemos que volver a la comunidad de vida. Había un detalle importante en este sueño: las palabras “y Jerusalén es reedificada” estaba en tiempo presente. Al despertarme recordé que estas palabras se encontraban en la biblia. Las encontré en el libro de Tobías 13,10. Allá está escrito en tiempo futuro. Es entonces ahora, en el tiempo presente, cuando estamos en pleno proceso de reconstrucción. Todo el colapso aparente que observamos, y sufrimos, es sólo parte del “saneamiento”, del desmantelamiento de cosas superfluas, para que vuelva a aparecer el valor de lo esencial.
Por eso podemos tener confianza. Cristo nos prometió que las puertas del infierno no prevalecerán sobre su iglesia. Depende de nosotros, si le damos crédito a su palabra. Próximamente quisiera compartir algunas reflexiones que pueden ayudar a ver más claro. Tomaré en cuenta también a aquellos que, por la razón que sea, se han alejado de Dios y de la iglesia. Se trata de no confiar tanto en la organización, sino de encontrar nuestro apoyo más en la confianza en el amor de Dios.

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