Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

25.3.14

Nacido de la Virgen


Anunciación. Bordado
en una bandera
Celebramos la Anunciación a María. Desde los comienzos de la era cristiana había gente que dudaba de la concepción de una virgen. ¡No puede ser! Así dicen. Si nos apoyamos en la ciencia, tal como la conocemos hoy en día, parecen tener razón. Porque, si una virgen concibe y da a luz, a lo sumo podrá ser una niña. Las cromosomas que determinan el sexo femenino son xx, las cromosomas de la mujer.  El varón tiene xy, siendo la y transmitida por el padre. Y, ¿entonces, si no hay padre? ¿De dónde sale la y?
Algunos no creen que Dios pueda hacer esto. Pero - y allí está el reto para nuestra fe - la cuestión no es si Dios puede hacer esto o aquello; la cuestión es en qué Dios creemos. ¿En un dios a nuestra medida, que puede hacer algunas maravillas, mientras éstas no nos sacuden demasiado en nuestra rutina? ¿O creemos en un Dios que es totalmente distinto, que nos sorprende siempre de nuevo? Y, además, ¿en un Dios que actúa cuando lo dejamos actuar?
María se declaró "esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Fue entonces cuando Dios pudo desplegar toda la maravilla de su poder. ¿En qué Dios creemos? Nos quejamos de que Dios no actúa. Pero, en realidad, somos nosotros los que no lo dejamos actuar. Sólo cuando consentimos - de todo corazón, y no sólo de lengua para fuera - a su acción, Él revelará toda su grandeza y su poder. Hará cosas nunca vistas antes.

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