Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

5.4.13

Como muchos han conocido a nuestro Hermano León, el portero y hospedero de la abadía, les pongo aquí la esquela, para que lo recuerden.
“¡Suéltame!” dijo el Cristo Resucitado a María Magdalena ante la tumba vacía (Juan 20,17). Estas palabras del Evangelio del día se dirigen ahora a nosotros. El martes de la octava de Pascua, el 2 de abril de 2013, a las 12.50 pm, Dios llamó a nuestro Hermano

Hno. León (Erwin) Wiedemann
a sus moradas eternas. Era el 90 aniversario de la llegada de los benedictinos a Venezuela.
El Hno. León nació el 30 de agosto de 1943 en Kirchheim, Sua-bia, y recibió en el bautismo el nombre de Erwin. Sus padres eran Franz Wiedemann y Crescentia Haider. Erwin era el cuarto de sus seis hijos, tres varones y tres niñas. Los primeros años de su vida transcurrieron en la época difícil del final de la segunda guerra mundial y de la posguerra.
De 1949 a 1957 hizo su primaria en Kirchheim. Después aprendió, hasta 1960, la profesión de sastre en la escuela artesanal de Sta. Otilia, donde entró al postulantado el 1er de mayo de 1961. En el noviciado recibió el nombre del Papa León Magno, que fue un administrador fiel de la iglesia en tiempos difíciles; hizo sus primeros votos el 13 de mayo de 1963, y los votos perpetuos el 29 de junio de 1966. A comienzos de 1967 fue asignado a la Abadía de San José del Ávila en Caracas, Venezuela. Por eso siguió formándose, además de sastrería, en las áreas de la cocina, carnicería y mecánica, y comenzó a aprender español.
Una vez llegado a Caracas, el 29 de marzo de 1968, la comunidad necesitaba la versatilidad y disponibilidad del Hno. León; aparte de atender a otros servicios, trabajó mucho tiempo en la cocina. Durante este tiempo hizo también el bachillerato por correspondencia.
Un campo muy nuevo se le abrió cuando el 06 de abril de 1983, un miércoles de Pascua, se trasladó junto con el P. José Ziegenaus a nuestro terreno en Güigüe, donde se iba a construir el nuevo monasterio, y adonde la comunidad, después de su salida de Caracas, se traladaría en 1989. Los dos se instalaron en la casa de la finca, y el Hno. León hizo toda clase de trabajos necesarios en una situación de este tipo: cocina, huerta y cría de animales.
Después de la inauguración de la abadía el Hno. León fue nombrado portero y hospedero. En estos cargos ha sido para muchísima gente el primer contacto con la comunidad y su misión. Incontables son los servicios que ha prestado en esta calidad; siempre mostraba gran solicitud para que los huéspedes se sintieran bien. Aparte de eso, atendía a una serie de tareas menores, pero no de menos trabajo, y de mucha responsabilidad. Del 30 de junio de 1995 hasta el 08 de febrero de 2002 fue también prior de la comunidad.
En los últimos meses se pudo observar un deterioro progresivo de su salud, que el 20 de marzo nos obligó a llevarlo a la clínica Guerra Méndez en Valencia. A pesar de los esfuerzos de los médicos ya no fue posible salvarle la vida. Sin embargo, en esta última etapa pudimos ver el fruto de su trabajo muchas veces silencioso: muchísima gente expresó su solidaridad con nosotros y con él, visitándolo en la clínica, y ayudando en toda clase de necesidades. Fue un hermano muy querido y apreciado tanto dentro como fuera de la comunidad.
Le pedimos a Dios que el Hermano León, que preparaba una habitación para tanta gente, encuentre ahora su morada definitiva en la Casa del Padre.
Güigüe, el 3 de abril de 2013 Abad José María Martínez B. y Comunidad

Lo enterramos hoy por la mañana en el cementerio de la abadía. Agradecemos su oración.

3 comentarios:

  1. Hilda Martinez03:14

    Que Dios lo tenga en su presencia y San Pedro lo tenga de ayudante en la hospederia celestial. Lo conoci y tengo hermosos recuerdos del Hno León. Nuestra última conversación fue resiente por cierto para reservar las habitaciones de la hospederia.Tan amable y servicial.. Dios le conceda la paz eterna.

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  2. Paz para ti Hermano León, gracias por tu servicialidad y eterno ejemplo de alegría y humildad.

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  3. Conocí al Hermano León al hospedarme en la Abadía, siempre servicial, alegre, dispuesto, sencillo, ejerciendo su vocación de servicio ...Estoy segura que El Señor le dijo:"Ven bendito de mi Padre." Saludos fraternales a todos los monjes. Noemi Borgo.

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