Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

10.4.12

El Hilo Conductor de la Historia


Archiabadía de Sta. Otilia
Cirio Pascual
En Sta. Otilia, mi monasterio de origen, tienen este año un cirio pascual con un significado muy profundo. El motivo de este cirio es el Árbol de la Vida, entrelazado con un hilo conductor de color rojo (en alemán, el “hilo conductor” se llama “hilo rojo”). La Hna. Immaculada, de Kellenried, que había hecho el cirio, lo describe de la manera siguiente:
¿Cómo se hace visible un hilo conductor en nuestra vida?
Cuando en medio de la multitud de acontecimientos, en los altibajos de la vida, en lo escondido y, muchas veces, en lo incomprensible, lenta o repentinamente caemos en cuenta de que así tenía que ser, así tiene sentido, en todo se manifiesta la mano de Dios sobre mí. En estos tiempos es bueno poder apoyarse en algo confiable.
La avalancha de las impresiones ópticas y acústicas de los medios nos traen el peligro de perder la razón frente al diluvio de acontecimientos o frente a Dios, o de volvernos incapaces de reconocer valores duraderos. - ¿Quién no tiene hoy semejantes experiencias?
En tales situaciones es bueno podernos orientar y apoyar en Jesucristo. Se le puede ver en el árbol, símbolo de la vida, de la resurrección. Él solo garantiza el crecimiento y la fertilidad. Siguiendo sus huellas, Él nos inspira confianza, y le podemos seguir tranquilos. Él nos conduce hacia un buen futuro. (Traducción mía de: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=365005656870865&set=a.168659073172192.36888.165212180183548&type=1&theater)
En el evangelio de los discípulos que van a Emaús, el Resucitado les abre el entendimiento de toda la historia de la salvación y, con eso, de la historia de la humanidad. Los textos de la Escritura, Moisés y los profetas, “caen en su sitio”.
Igualmente, a medida en que dejamos entrar al resucitado en nuestras vidas, todas las piezas, muchas veces tan contradictorias o, aparentemente, desconectadas, de este rompecabezas que es nuestro pasado, comienzan a caer en su sitio y formar una única imagen: la de Jesús que se manifiesta en nuestras vidas, de su presencia en todos los momentos, incluso los más difíciles y dolorosos, de nuestra vida. Todo dolor, toda herida es redimida, y encuentra su sentido porque es presencia de Dios. ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de  ser glorificado? (Lucas 24,26).

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