Un santo de rodillas ve más lejos que un filósofo de puntillas. (Corrie ten Boom)

16.5.13

Les conviene que yo me vaya



Ascensión de Jesús
A todos nos cuesta la separación de una persona, sea porque ésta se muere, o porque se va a vivir a otro lugar. Si es una persona muy querida, nos damos cuenta de lo dependientes que hemos sido de ella. Pero, a la postre, caemos en cuenta de que esta separación ha sido buena para nosotros. Tuvimos que aprender a valernos por nosotros mismos, a descubrir y vivir nuestros propios criterios, y nuestros propios recursos espirituales. Llegamos a ser más independientes.
Algo por el estilo habrá pasado a los discípulos de Jesús. Y Él los prepara para este proceso. Les digo la verdad: les conviene que yo me vaya. Si no me voy, no vendrá a ustedes el Defensor, pero si me voy, lo enviaré a ustedes (Juan 16,7). Hasta el momento, la persona de Jesús había sido el punto de referencia para ellos. Pero Él les había sembrado una semilla que iba a germinar. Para eso tenía que retirarse. Sólo en su ausencia descubren la riqueza interior que Dios había puesto en ellos: nada menos que ¡su Espíritu! Ya no es sólo el Dios con nosotros; ahora es el Dios en nosotros.
Por eso es tan importante no fijarnos ya en las cosas externas. Es el Espíritu de Dios que nos habla desde dentro. Eso no es lo mismo que decir que “yo soy dios”. ¡De ninguna manera! Dios es, y seguirá siendo siempre ¡El OTRO! Si no lo vemos así, somos víctimas de las ilusiones de nuestro egoísmo que - al fin y al cabo - nos aleja de Dios. Por eso necesitamos siempre el correctivo que tenemos en la Iglesia y en la Escritura. El Espíritu, lejos de dividirnos, nos une en Dios, nos convierte en una comunidad, en Iglesia. Es nuestra tarea afinar constantemente nuestro oído interior para escuchar esta voz del OTRO; porque su voz es suave, aunque persistente.
Si aprendemos a escucharlo, nos sabremos acompañados y amados en todo momento. Tendremos la fuerza necesaria para no desmoronarnos en las adversidades; porque no hay fuerza que pueda con este Dios que nos ama.

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